Descripción
Manuel Quintano
El objetivo de este vino ha sido la expresión compleja y elegante de un reserva de larga estancia en barrica, introduciendo la garnacha a semejanza de los reservas que se elaboraban en la primera mitad del siglo XX en ausencia de viticultura intensiva.
La drástica selección de uva está motivada por la necesidad de contar con buena condición fenólica de modo que el vino pueda sortear los años de guarda con evolución lenta y positiva.
Ficha de Cata
Composición varietal:
Este vino resulta de una mezcla de 70% tempranillo + 30% garnacha; en ambos casos son uvas cogidas a mano en viñedos de edad superior a los 52 años, dispuestos en vaso y situados entre 500 y 600 metros de altitud. Que esta mezcla de uvas suponga el 2% de la producción de nuestros viñedos explica perfectamente el nivel de selección que se ha llevado a cabo.
Vinificación:
La uva despalillada se encubó durante 25 días en depósito de hormigón con control térmico a 28ºC. Posterior sangrado del vino nuevo por gravedad y segunda fermentación (maloláctica) espontánea al cabo de 45 días.
Crianza:
Fase 1:Tras descartar el 20% del vino elaborado (segunda selección en bodega sobre vinos ya fermentados) en función de la condición cualitativa del color, factor primordial para definir un vino que va a tener una larga vida evolutiva.
Se guardó durante 30 meses en barrica de roble americano de tostado medio y trasiego de limpieza cada 10 meses.
No se utilizan barricas nuevas si no que son de dos, tres y cuatro años de edad.
Fase 2: Tras la barrica el vino sólo necesita una ligera clarificación con clara de huevo y una última decantación, lo cual permite el embotellado sin filtración. La crianza mínima en botella que establecemos para este reserva es de 24 meses. Fue embotellado en agosto de 2008.
Vista:
Núcleo de capa elevada y tonalidad picota, con ribete vivo. Brillante y limpio.
Nariz:
Intensa, compleja, amable y evolutiva: el vino va desgranando con lentitud variados matices a medida que se va aireando. Base de fruta negra con guindas, cacao, especias y ligero ahumado. Si le damos tiempo en copa surgen matices torrefactos.
Madera perfectamente integrada, perceptible pero sin cubrir el carácter frutal y especiado del vino. Complejidad en pleno desarrollo.
Boca:
Plenitud de sabor y redondez. Sabe a bayas silvestres, confitura de arándanos, golosina y guindas maceradas. Voluptuoso, envolvente y largo, se despide con bombón de licor, calidez y buena persistencia.
